El papel de la prensa alcantarilla

Wilmar Jaramillo Velásquez

Enorme error el de Petro para desacreditar a la FLIP conectarla con el inspirador del bloque capital del paramilitarismo. Ella se desacredita sola.

Wilmar Jaramillo Velásquez/Comunicador social-periodista

Si bien uno de los nefastos inspiradores del paramilitarismo en la capital de la república estuvo en la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP), por muchos años, también es cierto que hace rato nada tiene que ver con esa organización.

El presidente Petro en su afán de defenderse del funesto embate de amplio sector de la prensa contra su mandato y sus funcionarios, liga a la FLIP con el funesto personaje de marras, pero se equivoca de cabo a rabo.

Para desacreditar a la FLIP, no hay que mezclarla con el antiguo jeje de redacción del Tiempo a quien el uribismo convirtió en enemigo público de los cambios y de las grandes trasformaciones sociales. La FLIP se desprestigia sola como dice Daniel Coronell, defendiendo lo indefendible.

La FLIP, hace años abandonó su norte para convertirse en una alcantarilla, defendiendo periodistas y medios de alcantarilla.

La ética, el rigor periodístico, los derechos de los ciudadanos les importa un bledo, la calumnia, la mentira, los montajes, la desinformación, las verdades a medias y la persecución implacable contra el actual gobierno por parte de grupos económicos disfrazados de medios informativos, a la FLIP no le dice nada. Son esos los pilares que hoy defiende públicamente sin sonrojarse.

Simplemente se ocultan tras derechos tan sagrados como la libertad de prensa y de expresión para tapar todas sus fechorías, todos sus nefastos intereses.

El presidente Petro intenta defender su gobierno de las emboscadas diarias, del odio que irradian hacia su figura y su mandato del que tampoco han escapado sus parientes, incluyendo menores de edad.

Petro es un demócrata, no intentará afectar la prensa y quienes lo persiguen lo saben perfectamente, por eso abusan y actúan en total impunidad. La Revista Semana convertida en un directorio político, calumnia y ataca las 24 horas del día y de paso le traza línea a media docena de medios más, que actúan como un sindicato unido para destruir el progresismo.

A esta campaña deshonesta, que raya con el Código Penal, se han unido otros periodistas, tiempo atrás dueños de un buen nombre, de una amplia reputación como María Jimena Duzán.

La otrora acuciosa reportera de la noche a la mañana detonó una andanada contra el presidente, su mandato y colaboradores cercanos, en una actitud que ha llamado la atención incluso de varios de sus colegas, basada en supuestos, comentarios y chismes desató una arremetida tan cruda que en un par de meses iguala a la señora de Semana y está punta de destronarla, en lo que podría ser su objetivo como lo ha denunciado públicamente la misma señora de Gnecco.

Conociendo la actitud y reacciones del presidente Petro, este no se quedará callado y se seguirá defendiendo de los atropellos de una prensa alcantarilla, representante absoluta de poderosos gremios económicos ligados al viejo aparato político cuyos cayos Petro pisa todos los días, entonces la retaliación es inmediata.

Hasta el Espectador cuya independencia demostró por varios años aún ya en manos de un gremio empresarial, cayó en este sindicato de la infamia, dejando grandes reflexiones y dudas entre sus antiguos seguidores y defensores en los peores momentos de su historia.

Todos estos hechos nos llevan a un gran interrogante, ¿no es posible hacer periodismo real, serio, responsable, investigativo en Colombia?

Desde que el periodismo se convirtió en arma de guerra al servicio de los directorios políticos, desde que vendió su independencia a los oscuros intereses del poder, desde que inclinó la balanza para defender el poder económico, pisoteando a los ciudadanos, se castigó duramente el derecho constitucional de ser bien informados y se dedicaron a reclutar periodistas para vincularlos al ejercito de serviles prepagos que por dinero le venden el alma al diablo.

Lo más fatal de todo esto, es que el problema es mundial, hoy la prensa occidental y norteamericana, antes símbolos del periodismo mundial también terminaron en nauseabundas alcantarillas.

Finalmente nos tendremos que resignar a las enseñanzas de Noam Chomsky cuando nos dice que los receptores de los mensajes no somos importantes, que somos un producto más, los importantes son los anunciantes, o sea los dueños del capital, entonces para ellos trababan los periodistas, lo demás será letra muerta, romanticismo y discursos académicos.

“Lo que dijo Coronell:

Yo considero que es muy  injusto cuando el presidente dice que la FLIP de Pacho Santos, porque si bien Francisco Santos estuvo entre los  fundadores,  hace muchos años no tiene ninguna vinculación ni ninguna influencia con lo que haga la FLIP que la manejan periodistas  respetables independientes, yo también de vez en cuando estoy en desacuerdo con la FLIP y lo manifiesto, por ejemplo siento que hay algunos contenidos y periodistas  que son indefendibles y que la FLIP no se  debía meter  con eso, no considerar periodistas a todo el que publique, pero esas diferencias con la FLIP  que como le digo han existido, no me quitan la necesidad de reconocer  que es una agremiación necesaria”

“Los receptores de los mensajes no somos importantes, somos un producto más, los importantes son los anunciantes”