Poco a poco los artistas le van poniendo color, unos tonos más subidos que otros, pero la obra empieza a tomar forma.
Por: Wilmar Jaramillo Velásquez
“El arte es la expresión sublime de lo bello” (J.M.V.V.)
Desde que se inició la polémica por la incursión de algunos monumentos en Urabá, especialmente en Apartadó, varios artistas me han pedido que intervenga con algún tipo de opinión, finalmente me resuelvo, sé que voy a salir chamuscado, espero no quemado en la hoguera como Giordano Bruno.
Hace un cuarto de siglo tengo contacto con la mayoría de artistas de la zona, algunos incluso los vi crecer, a otros triunfar y a unos como a Jenaro Mejía Kintana, acompañarlo al cementerio tras su infausta partida.
Desde mi condición de periodista he acompañado muchos procesos, me gusta el arte como expresión libre y universal, es bálsamo para muchas heridas, lo demostró perfectamente Picasso.
Quiero referirme a dos aspectos iniciales los cuales me pueden traer más problemas que la misma esencia de la polémica:
Lo que está sucediendo hoy en Apartadó con el arte, no es más que el resultado de una desorganización, desunión, egos, celos personales y profesionales entre la mayoría de los artistas. Sin un gremio unido, fuerte y solidario, se seguirán burlando de ellos y no habrá pataleo que valga.
El segundo aspecto, es que en la región de Urabá no hay políticas públicas de cultura, no hay continuidad de procesos, los alcaldes se limitan a incluir unos ítems vacíos, etéreos en sus planes de desarrollo, simplemente por llenar el requisito; de ahí para arriba lo que suceda en materia de cultura les importa un bledo, el grueso de los recursos va para el cemento donde hay retorno, la cultura erróneamente dicen que no da plata.
Los Consejos Municipales de Cultura terminaron de adorno, de convidados de piedra por culpa de los mismos artistas que no hacen sentir sus voces en estos escenarios de ley.
Ni que decir de aquellos artistas que se ven casi que, obligados, forzados hasta por razones de estómago a alquilarse a los alcaldes de turno por pírricos contratos.
Todos estos hechos nos van llevando a ese entorno que en municipios como Apartadó comienzan a tocar fondo, los alcaldes sin conocimiento, sin el adecuado manejo de los entornos, del paisajismo, del espacio público, contratan a quien les hizo campaña, aportó plata, buscó votos, para titularlo de artista y contratar a dedo lo que para ellos sin lugar a dudas es arte, todo dependiendo de quién lo mire y cómo lo mire.
Cuando hay políticas públicas serias, trasparentes, lo mínimo que hace un alcalde como, lo hacen en casi todas las ciudades del país, es una convocatoria y premian al ganador ejecutando, realizando la obra y no hay más controversia.
También me dicen que por iniciativa privada van hacer algunos monumentos más, claro que los empresarios pueden hacer lo que quieran con su dinero en sus fincas y propiedades, pero no pueden ir copando el espacio público con sus muñecos desteñidos, sin ninguna curaduría o reglamentación de la autoridad local. Ese espacio es justamente público.
Esto nos debe llevar a otra reflexión de mucho más peso, si no hay reglamentación en este sentido, de inmediato hay que presentar el proyecto de acuerdo al Concejo Municipal, un acuerdo construido, consensuado con los artistas, donde se especifique donde se pueden instalar obras de arte, cómo se hace la contratación de las mismas y una serie de detalles que los mismos artistas irán aportando en desarrollo de la discusión. Se convertiría en política pública donde a los alcaldes les quedaría difícil torcer el acuerdo.
Así no se pierde y distorsiona la historia que día a día construyen los pueblos, se trabaja con los artistas que han construido procesos, es así como vamos dando forma a nuestra identidad.
Sobre los monumentos dispuestos en Apartadó en los últimos días voy hablar poco, si un señor apoyado en las ayudas tecnológicas arma esas estructuras y a la gente le gusta, no veo tanto problema, al fin y al cabo, es lo que están ofreciendo en una región con poca oferta en este sentido, a mí un Aleluya de Haendel me transporta a otra galaxia, a un amigo del Reguetón lo infarta, un arpa llanera en todo su furor me despierta hasta el último sentido, a un joven metalero le castiga el oído.
Este impase nos transporta a otro escenario que más temprano que tarde tendremos que enfrentar, la tecnología nos está ofreciendo como el caso de la Inteligencia Artificial, propuestas para pintar al mejor estilo de los grandes del Renacimiento y en 3D algunos diseñadores están haciendo locuras.
¿Cómo vamos a asimilar estas nuevas propuestas, estamos preparados? La creación, la inspiración del artista no la han podido opacar ni desde la prehistoria con el arte rupestre, hasta nuestros tiempos, sigue intacta y prevalecerá por los siglos de los siglos, por eso, porque es creación, imaginación, ingenio del individuo que la realiza.
Los chinos tienen máquinas que están haciendo réplicas de artistas famosos, las venden hasta en las entradas a los grandes museos, pero no valen más de veinte o treinta dólares, por ser eso, reproducciones, así nosotros los legos en arte las veamos preciosas y originales. En Antioquia y la zona cafetera hay un viejo refrán que dice: “Usted verá si se deja meter chucha por guagua”.
A lo que, si me voy a referir de manera directa, es a lo que presentaron en Apartadó como “Monumento al Trabajador Bananero” y tengo que decir que ese muñequito no tiene nada que ver ni siquiera en su ubicación, con lo que hemos soñado con relación a esa obra que algún día, tendremos.
Ese monumento o como lo quieran llamar, es lo de menos, no fue más que un acto desesperado de un alcalde antes de salir corriendo del cargo intentando quedar bien con un compromiso de esa magnitud y lo que hizo fue acabar de empeorar las cosas.
No ha faltado sino voluntad de los alcaldes para hacer realidad esta obra. La estamos soñando desde el gobierno de Teodoro Manuel Díaz Lobo y estuvo a un paso de concretarse en los tiempos de Mario Agudelo con apoyos del gobierno nacional, Augura, Sintrainagro, entre otros, tuvimos hasta maqueta, pero el proyecto se hundió.
En el mandato del culebrero Felipe Cañizalez creímos que se haría realidad la escultura, escuchó la propuesta con atención en campaña, como buen politiquero a todo dijo que sí, pero ya electo no volvió a responder el teléfono y al final nos quisieron meter los dedos en la boca con ese adefesio al que apodaron pomposamente “monumento al trabajador bananero”
Colofón: Hace una semana publiqué en mis redes sociales la siguiente nota:
Está aumentando la construcción de monumentos en Urabá. Excelente idea, pero si es para que terminen de basurero como este en Carepa, mejor no. Gracias.

Urabá-Antioquia, agosto 14 de 2024.